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La semana pasada debió haberme llevado directo al burnout.
Solo dormí dos horas (por día) durante seis días seguidos.
Pero me sentí más vivo que nunca.
Ni siquiera tuve tiempo de twittear.
➥ Sin embargo, fue una de las semanas más importantes y caoticas de mi carrera:
➥ Estamos a punto de completar la transición de mi agencia de marketing hacia una firma de consultoría.
➥ Se concretó la venta del brazo internacional de la agencia. 🎉
➥ Lanzamos nuevos servicios y sistemas en la agencia de ghostwriting.
➥ Mis tiendas de e-commerce fueron afectadas por los aranceles, y tuve que replantear todo el roadmap en menos de 48 horas.
➥ Y empecé el proceso legal para lanzar un nuevo studio de IA + automatizaciones.
Y ojo. No lo digo para presumir.
Lo comparto porque muchos piensan que el caos es una señal de que algo está mal.
Pero a veces, es todo lo contrario:
📌 El caos puede ser señal de que estás en el lugar correcto y tomando velocidad.
De que estás acumulando oportunidades.
Y en lugar de paralizarte e intentar “balancearlo todo”…
Necesitas priorizar con agresividad.
Porque solo hay una pregunta que importa:
¿Cuál de estos movimientos y decisiones me dará una ventaja competitiva dentro de 6 meses?
No “¿Qué está roto?”
No “¿Qué es más fácil de arreglar?”
Sino: ¿qué decisión va a escalar por sí sola con el tiempo?
No se trata de tener todas las respuestas.
Se trata de identificar que decisión o movimiento va a crear un efecto dominó.
El mayor aprendizaje: siempre mantenerme en movimiento, decidir rápido, y adaptarme.
No se trata de balance, sino de priorizar con agresividad.