Recientemente tuve la oportunidad de unirme a un retiro de mastermind con algunos de los emprendedores más exitosos que he conosido.
Pasamos tres días compartiendo nuestras historias, desafíos y perspectivas.
Fue una experiencia increíble que cambió mi perspectiva sobre los negocios y la vida. Aprendí mucho de estas increíbles personas, que han construido negocios valorados en miles de millones de dólares y creado miles de empleos alrededor del mundo.
En este artículo, quiero compartir contigo 10 de las lecciones más valiosas que aprendí de este mastermind.
Estas no son las típicas sugerencias y trucos que podrías encontrar en una publicación de blog o podcast.
Estas son las verdades más profundas que pueden transformar tu mentalidad y tus resultados.
Aquí están:
1. La libertad es el objetivo real
Una de las cosas más llamativas que noté sobre estos emprendedores era que no medían su éxito por la cantidad de dinero que tenían. Lo medían por la cantidad de libertad que tenían.
Libertad para elegir en qué trabajan, con quién trabajan, cuándo trabajan y dónde trabajan. Libertad para perseguir sus pasiones, pasatiempos e intereses. Libertad para pasar tiempo con sus familias y amigos. Libertad para tener un impacto positivo en el mundo.
El dinero es una herramienta que puede ayudarte a alcanzar la libertad, pero no es la libertad en sí misma. De hecho, muchas personas que persiguen el dinero terminan perdiendo su libertad en el camino. Quedan atrapados en un ciclo de trabajar más duro y más duro para ganar más y más dinero, pero nunca se sienten satisfechos o realizados.
La clave es definir qué significa la libertad para ti y diseñar tu negocio en torno a ella. No dejes que el dinero sea tu amo; deja que sea tu sirviente.
2. El entorno lo es TODO
Otra cosa que aprendí de esta mastermind fue el poder del entorno. Estar rodeado de personas que piensan en grande, actúan en grande y logran grandes cosas fue contagioso. Me hizo querer elevar mi juego y desafiarme a mí mismo para hacer más.
El entorno moldea tus creencias, tus hábitos, tus acciones y tus resultados. Si quieres crecer como emprendedor y como persona, necesitas rodearte de personas que te inspiren, te apoyen y te impulsen.
Eres el promedio de las cinco personas con las que pasas más tiempo, así que elígelas sabiamente. Busca mentores, compañeros y socios que compartan tu visión y valores. Únete a comunidades, masterminds y eventos donde puedas aprender de los demás y aportar valor. Crea tu propio entorno que fomente tu crecimiento y éxito.
3. La inseguridad es una condición humana natural
Una de las cosas más sorprendentes que aprendí de esta mastermind fue que incluso estos emprendedores exitosos tenían inseguridades. Tenían dudas, miedos y desafíos a los que se enfrentaban todos los días. No eran inmunes al síndrome del impostor o a la trampa de la comparación.
Esto me hizo darme cuenta de que la inseguridad es una condición humana natural que afecta a todos a algún nivel. No es algo que desaparece cuando logras cierto objetivo o alcanzas cierto nivel de éxito. Es algo con lo que tienes que lidiar y superar diariamente.
La mejor manera de lidiar con la inseguridad es reconocerla, aceptarla y compartirla. No intentes ocultarla o fingir que no existe. No dejes que te impida tomar acción o perseguir tus sueños. En cambio, sé honesto contigo mismo y con los demás sobre cómo te sientes y con qué luchas. Descubrirás que no estás solo y que hay personas que pueden ayudarte a superar tus inseguridades.
4. Conoce el juego que estás jugando
Otra cosa que aprendí de esta mastermind fue la importancia de conocer el juego que estás jugando y si quieres el premio por ganar ese juego.
Muchos emprendedores cometen el error de jugar un juego sin entenderlo o jugar un juego con un premio que realmente no quieren. Siguen el camino de otra persona o persiguen la definición de éxito de otra persona sin cuestionar si se alinea con la suya propia.
Esto lleva a la frustración, la insatisfacción y el arrepentimiento.
La clave es conocerte a ti mismo y lo que quieres de la vida y los negocios. ¿Cuáles son tus valores, pasiones, fortalezas y metas? ¿Cuáles son las reglas, recompensas, riesgos y compensaciones del juego que estás jugando? ¿Vale la pena jugarlo? ¿Es divertido? ¿Es significativo?
No juegues un juego solo porque todos los demás lo están jugando o porque alguien te dijo que lo jugaras. Juega un juego que te convenga y que te traiga alegría y satisfacción.
5. Crea sin expectativas
Otra cosa que aprendí de esta mastermind fue el poder de crear sin expectativas.
Muchos emprendedores crean con la expectativa de obtener algo a cambio: dinero, fama, reconocimiento, validación, etc. Vinculan su autoestima y felicidad a resultados externos que a menudo están fuera de su control.
Esto conduce al estrés, la ansiedad, la decepción y el agotamiento.
La alternativa es crear sin expectativas de obtener nada a cambio, solo por el hecho de crear. Crear porque lo amas, porque tienes algo que decir, porque tienes algo para dar. Crear por el valor intrínseco y la satisfacción de crear.
Esto conduce a la alegría, el flujo, la gratitud y la realización.
Cuando creas sin expectativas, te liberas de la presión y el apego a los resultados. Te enfocas en el proceso y la calidad de tu trabajo. Disfrutas el viaje y el aprendizaje. Expresas tu ser auténtico y tu voz única.
Y, irónicamente, cuando creas sin expectativas, a menudo terminas obteniendo más de lo que esperabas. Atraes más oportunidades, más clientes, más fans, más impacto y más ingresos.
6. autodestruirte puede llegar a ser una habilidad muy ÚTIL
Otra cosa que aprendí de esta mastermind fue el valor de la distribución propia. La distribución propia significa tener acceso directo a tu audiencia sin depender de plataformas o intermediarios de terceros.
Los emprendedores más exitosos de la sala habían construido sus propios canales de distribución, como listas de correo electrónico, podcasts, blogs, boletines informativos, etc. Habían cultivado fans leales y comprometidos que los seguían, confiaban en ellos y compraban de ellos.
La distribución propia es un código de trampa porque te da palanca, control e independencia. Puedes comunicarte con tu audiencia cuando quieras, como quieras y lo que quieras. Puedes probar tus ideas, obtener comentarios y lanzar tus productos. Puedes construir relaciones, reputación y autoridad.
La distribución propia también es un activo que crece con el tiempo y se valoriza. Cuanto más inviertas en ella, más te recompensa a largo plazo.
La mejor manera de construir una distribución propia es proporcionar un valor consistente a tu audiencia. Resuelve sus problemas, edúcalos, entreténlos, inspíralos. Dale una razón para suscribirse, seguirte y quedarse contigo.
7. El éxito no siempre es ruidoso
Otra cosa que aprendí de esta mastermind fue que el éxito no siempre es ruidoso. Algunos de los emprendedores más exitosos de la sala también eran los más humildes y discretos.
No presumían de sus logros ni exhibían su riqueza. No buscaban atención ni validación de los demás. No les importaba la fama o el estatus.
Tenían una confianza y contenido silenciosos consigo mismos y con su trabajo.
Esto me hizo darme cuenta de que el éxito no siempre es lo que parece en la superficie. El éxito no siempre se mide por la cantidad de seguidores que tienes o el dinero que ganas. El éxito no siempre es visible o audible para los demás.
El éxito es lo que tú defines que es para ti. El éxito es cómo te sientes contigo mismo y con tu trabajo. El éxito es lo que te hace feliz y realizado.
No dejes que otros te digan cómo se ve o suena el éxito. No te compares con los demás ni persigas su versión del éxito. No dejes que el ruido externo te distraiga de tu señal interna.
8. Nunca “lo resuelves todo”
Otra cosa que aprendí de esta mastermind fue que nunca “lo resuelves todo”. No importa cuán exitoso o experimentado seas, siempre hay más para aprender y más para mejorar.
Los emprendedores en la sala eran constantemente curiosos y hambrientos de conocimiento. Hacían preguntas, escuchaban con atención, tomaban notas y compartían recursos. Estaban abiertos y dispuestos a desafiar sus suposiciones y creencias.
No eran complacientes ni arrogantes sobre sus logros o habilidades. No tenían miedo de admitir sus errores o debilidades. No estaban satisfechos con el status quo o conformes con la mediocridad.
Siempre estaban esforzándose por la excelencia y el crecimiento.
Esto me hizo darme cuenta de que no hay un punto final o destino en el emprendimiento o la vida. No hay una respuesta o solución final a ningún problema o desafío. No hay un nivel definitivo de éxito o felicidad.
Solo hay un viaje continuo de exploración y descubrimiento. Solo hay un ciclo perpetuo de aprendizaje y mejora. Solo hay un juego infinito de juego y creación.
No pienses que lo has resuelto todo o que lo sabes todo. No dejes de aprender, crecer o evolucionar. No te conformes con lo suficientemente bueno o lo suficiente.
9. La soledad en el emprendimiento es real
Otra cosa que aprendí de esta mastermind fue que la soledad emprendedora es real. Ser emprendedor puede ser un viaje solitario a veces.
Enfrentas desafíos que otros no entienden ni aprecian. Tomas decisiones con las que otros no están de acuerdo ni apoyan. Tienes visiones que otros no ven ni comparten.
A menudo te sientes aislado, incomprendido y sin apoyo de tus amigos, familia, compañeros y la sociedad.
Es por eso que es tan importante encontrar tu tribu: personas que te entienden, que están en el mismo camino que tú, que tienen metas y valores similares a los tuyos.
Personas que pueden empatizar con tus luchas, celebrar tus victorias y ofrecer consejos cuando sea necesario.
Personas que pueden ser tu tabla de resonancia, compañero de responsabilidad, porrista y amigo.
Personas que pueden hacer que te sientas menos solo y más conectado.
La mastermind fue una de esas raras ocasiones en las que sentí que encontré mi tribu. Sentí que pertenecía a una comunidad de individuos afines que me entendían y apoyaban.
10. Véelo de manera diferente
Otra cosa que aprendí de esta mastermind fue el poder de ver las cosas de manera diferente. Los emprendedores en la sala tenían una forma única de mirar el mundo, los problemas, las oportunidades y a sí mismos.
No aceptaban la sabiduría convencional ni el status quo. No seguían a la multitud ni las tendencias. No se limitaban por sus circunstancias o su pasado.
Se desafiaron a sí mismos para ver las cosas desde diferentes perspectivas, cuestionar sus suposiciones, experimentar con nuevas ideas y adoptar la incertidumbre.
No tenían miedo de ser diferentes, estar equivocados o fracasar.
Siempre buscaban formas de innovar, interrumpir y crear valor.
Esto me hizo darme cuenta de que ver las cosas de manera diferente es una habilidad que se puede desarrollar y practicar. No es algo con lo que naces o tienes que ser un genio para hacerlo.
Es algo que puedes cultivar exponiéndote a diversas fuentes de información, inspiración y retroalimentación. Al buscar diferentes opiniones, puntos de vista y experiencias. Al ser curioso, de mente abierta y adaptable.
No dejes que tus prejuicios, hábitos o zonas de confort te cieguen. No dejes que tus miedos, dudas o expectativas te limiten. No te conformes con lo ordinario u obvio.
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